10.02.2010

La dejé…

Dejé morir las lágrimas, la dejé morir, dejé que se ahogara tan acomodada ella en su piel de niña viviendo otra vida.

Partículas de agua traspasando el fondo, el armario, la sonrisa, el rio del arma, la desintoxicación y sus fractales. La dejé morir entera, magullada, lamiendo nadas en la deformidad, la dejé, me dejé estancada en el yo, líquida y pringosa.

La miré. Se sumergía su pelo, flotaba silencios, su pelo, sus lágrimas, se sumergía y la miré, mientras, flotaba, mordía palabras, bocados acuosos, vacios, introspectivos. Sedienta bebiendo de la propia sed la dejé ahogarse, el vestido flotaba, el pelo, los silencios, lágrimas mudas arrojaban desnudez, desbordadas las palabras bebiendo de su pecho.

La mujer deshidratada bebe, bebe de los tobillos, lame las muñecas, se solidifica en mujer congelada. El proceso de descongelación moja sus pies, humedece la piel que se vierte descamada, camaleónica, las células muertas revierten papel y tinta, turquesa, pasta de fibras vegetales blanqueadas, desleídas en agua.

De flojera y de artefactos la dejé morir, de sudor frio, de lluvia tatuada a luna completa. La dejé sumergirse de silencio, aullidos silentes, la miré, miré y ella, entretenida con su saliva, tragó su tuétano, corteza, materia acuosa, radiografía de mujer camaleónica, cóncava, construyendo embalses, ahogándose en pesadillas borrosas… ella buceó estalactitas de plata.

La dejé mojarse, lamer salitre, converger a tientas con el agua, verterse afluente caricia de rocas. Encauzó sus lágrimas aproximándose a las cascadas, matando insectos para morir de flojera y de artefactos.

La dejé estancarse con las aguas, estancada en el stop, en la lluvia del stop la dejé.
En las aguas, cubierta con un abrigo de nenúfar, convexa, suspendida de sueño y luna, la dejé en su letra. Vomitaba asfalto impaciente, franca, dopada de azul y blanco, en el cauce vertical de la ingravidez ceñida la dejé, conspiró con sirenas en la roca.

Amaneció claro, el alba era pura descamación, agua, palabras, riego corpuscular, partícula elemental del tiempo y su materia.

La dejé recorriendo mares, ríos, pactando océanos completos, la dejé morir, retozar sobre la música, congelarse en la costumbre… la dejé paladeando el mordisco, catapultando mojada, la dejé morir…

La dejé marchar con sombrero de medio laó bajo la lluvia.

Inés Infante 82

Inés Infante ve a través de la soledad, se le revuelven las tripas, contiene la respiración y obstaculiza los miedos, los odios, el cartel de rencor.

Infante macarra eructa sus quejidos, rapea su pena, es pequeña y quiere expandirse, crecer, desbordarse de esqueleto, abundar hasta la piel, descomponer el trueque del juego, ampliar sus conexiones neuronales, no sentir la soledad de la perra que camina delante de ella.

Inés mira a través de la soledad y ve más soledad, dilatada y puntiaguda en su planicie, lamenta el exorcismo, la guerra, y los animales atropellados en el asfalto.
Inés Infante es niña y perra, tripas revueltas y contenedora de respiraciones, obstáculo de miedos, arranca sus orejas al cartel del rencor, amplificada y puntiaguda, macarra, rapera de silencio.

Sueña en color Inés, un hombre con barba le advierte ideales, los órganos del hombre se están destruyendo, ella puede ver a través de su soledad, de la silente armadura que lo cubre.

El pecho de Inés Infante explota en infinitos fragmentos de fractal, escupe palabras durante años formando un nido, amor donde reposar sus huesos, la sangre, gotas, luto y duelo…Elipse cálido y blando, el nido de Inés Infante tiene ventanas para observar el mundo y unas alas.

4.29.2009

Duerme Inés dolor de ojos,exhausta...se levanta y rie el infinito de sus ojeras, retuerce el termómetro buscando infante, traga salitre, escupe miedos, y grita.

1.28.2009

Ines Infante 81

Un presentimiento se apodera del cuerpo de Inés, no puedo conciliar el sueño, el cordón umbilical de la vida le aprieta, vueltas de calor y nervio infante, halo de vértigo en su barriga desnuda, vaticinio de hija, ojos de tormenta.
Llega Inés Infante al círculo de la sala de oncología, ¿llega tarde? llega el rostro silencio que la acompaña al despacho del rostro tristeza, ¿llega pronto?, llega intuyendo el vacío, un camino que Inés avanza lento, paulatino en su torpeza y tropezando con las palabras de pelo rojo que dulcemente le estiran el cordón, y la acunan y acarician su tristeza.
Llega Inés al camino incierto de la muerte, al paso largo de un suspiro y contiene la respiración evitándose Infante, creciendo de pulmones, abriendo su tórax al universo de la decrepitud y comiendo de los labios de la vida que se mueven carnales entre el abismo del despacho y sus caderas. Huracán de realidad, burbujas alicatando sus ángulos al blanco loza, a la búsqueda infinita y al canon universal de la respiración profunda, sístole del folio, diástole sobre el asfalto del parking mientras camina Inés hasta su coche.

1.03.2009

Inés Infante 80

Inés decide no tomarse las uvas, romper la cadena de su tobillo derecho, diseñar un nuevo pentagrama en el que quepa su alma y pueda bailar sin que nadie le pegue un codazo, y pueda susurrar en el oído del mundo palabras nuevas y llenas de fuerza.

Decide Inés no tragar más y se relame, piensa que cumplir 30 significa eso: que ya no se tiene que comer las uvas, ni tiene que bailar sevillanas en la función de la vida, que puede llamar a su propio timbre sin salir corriendo, vestir de cualquier manera su cuerpo y acariciar su alma cada noche menos Infante.

Inés mira diferente al 2009, mientras teje una bufanda de coraje y se relame y piensa en este año con optimismo, se le dibuja una sonrisa en la mirada intensa y de transfondo cubista

12.28.2008

Inés Infante 79



Inés se despereza en una rosa amarilla, sus pétalos acarician la piel desnuda, Infante, estremecida y asfalto de Inés. Se despierta Inés en una navidad estremecida, ausente y tan presente como el frío, como el fuego que la quema Infancia repetida en el armario de pino de su casa natal, en el cajón invisible de su mesita de noche, de sus ojeras emprendedoras, condenadas a sobrevivir, cálida cuna donde se mece el agua de sus glándulas y sus alhajas, de su amor caprichoso que destruye y construye en el pétalo amarillo de una navidad con alma de asfalto.

12.24.2008

Llega Inés a final de año con un 46 en la báscula y en la piel un 29, un agujero en las medias y un número indefinido de lágrimas, llega Infante en su cabreo con la vida y vieja y sabe de una caza de brujas en pleno siglo XXI. Le crecen montículos en el alma que no entiende, se le desarrolla el sueño en el corazón, le envuelven los dolores de ausencia, las cosas que no entiende, la duda.

Llega Inés a un fin de año vestido de negro, de largo, de acolchado en la raíz y con menos amor, se despierta de su Infante acorralada y corre hacia ningún lugar, para ponerse a salvo de la vida, pero no hay vida en ningún lugar y se duerme Inés para no verlo, para dejar caer las hojas de su costado, llover en las costillas que la sienten lejana y poca carne, deprimida.

12.21.2008

Cree Inés Infante en la poesía que abre sus branquias de medio pez, pero cuanta más arena aumenta el miedo, y esa presencia, en forma de veneno que duele de una forma sobrehumana y perpetúa duele…

Le duele muy hondo el alma a Inés y el dolor empaña sus ojos constantemente, le duele ahí, en el documento donde va escrito tu nombre, en tu flaqueza y la debilidad que se apodera de tu cuerpo, le duele muy hondo tu voz cansada y rota, tu roto cuerpo, tu pelo cayendo a puñados, tu vientre bajo descompuesto como su plexo infante y le urge verte, abrazarte tan fuerte que no te puedas ir.

Está Inés Infante en pena, en penacho, y su móvil callado sobre la mesa y sus lagrimas y el clínex lleno de mocos, siente su alma deshecha gritándole desde el pecho, siente la luna iluminando tus manos torpes que no pueden abrochar un botón, la vida y la muerte siente tan adentro que el mundo va perdiendo su sentido, se le asfalta el alma pobre, sin consuelo.

Inés Infante se hace un seguro de vida para suicidas.

11.09.2008

Inés Infante 74

Inés Infante se pregunta por su sombra, por su cara de niña mala y las secuelas que le dejaron los residuos tóxicos en su esqueleto, acostumbra Inés a preguntarse… infringe la barrera de hielo de su pecho y se ama, un segundo dos segundos tres, sonríe a la pantalla, se aglomeran idioteces en las estanterías de su cerebro que no deja de sonreír, hay caminos nuevos y una luz enorme, una casita verde y un pelo cano que la invita a relajar la palabra, a recibirse cortésmente, a educar a los elfos estúpidos que roen sus tobillos, a escupir a las sanguijuelas, y a ser…

Ebrios Milicianos

10.13.2008


Puedo y no puedo esta tarde

Ver tus ojos esta tarde ira en el alba que cobija la manzana

y caídos ser mujer en los huesos creciendo de los huesos,

virar los recuerdos del aislamiento mundial llanura

de los besos que no recibiste donde crezco y soy,

ceniza de un silencio resucitando en la vertiente del caos

entrecerrando las puertas puedo y no puedo,

llorar de pasado y sonar esta tarde de enredo brotando

de las raíces mecer la mirada del miedo y ser,

alas carentes de humo en el ventrículo del amuleto

cueva incidir en la idea de idear un mundo,

puedo construir el verso de tu extremo y otro extremo

almidonando esta tarde no puedo estirarte puedo,

beber el veneno hombre de sol y ranuras sin acordar

un precio hombre de los adentros y hombre,

excipiente de un corazón en vena contra un cuerpo

siendo siervo de esta tarde callejero y cuervo,

ordenar los mediodías y tejer de luto el viento

en los adentros del comercio grito exorcizante,

decrecer en un encuentro y recoger los pedazos

de mierda de esta tarde puedo y no puedo,

convertir en paloma el conejo y servir un sombrero

para desayunar de mundo al mundo y pena,

de ser real y crudo y detenerme ante la vida

abalanzando huesos a esta tarde cuerpo,

sonreírte a los ojos y roer el pecho hambre del lamento

levantar la cabeza y soñar sonar esta tarde,

arrimada a los antojos de un destino en deuda

extrapolado al tiempo atmosférico y la ausencia,

hablar bajito en tus oídos no puedo y puedo

abrazar tus horizontes y ver esta tarde amanecer,

contemplar en sus rojeces el mercurocromo me yergo

y siento debatir los pensamientos hilados al tiempo

y puedo, no puedo entretenerme en tus excesos

carne de velociraptor de mujer robot puedo y no puedo esta tarde.

9.28.2008

Sendero sideral para los ojos que declinan


Inés sueña una nave que desdoble el universo en verso infinito y concluya cosido a las piernas del mar, viaje al centro del centro izquierdo que perdido anda y vuelve a coserse a las piernas madre, vuele horizontes Infantes en la desembocadura del pensamiento

y edifique letra a letra una pirámide de luces, una alfombra de letras en el destino paso que adormece la noche y junte las manos con un nudo, de caricias una nave que se antoje a tu figura y venda palabras en la boca del metro, al infinito verso vuele en su holgura de deudas y sonrisas conformando un poema donde acallar la vida.

9.02.2008

Inés Infante 73



Hoy es uno de esos días en que Inés se siente mucho mas extraña de lo normal, lo mira todo pausadamente con sus ojos extraños, camina sin saber donde va, piensa en poesía y se desnutre de los anclajes humanos, las palabras se confunden con silencios y confusión Infante, se entreteje de soledad. Extraña Inés su cuerpo, cada costilla derecha es un dolor continuo, quiere mimarse Infante de nubes, desea encontrar y busca el exilio la paz que acaricie sus manos lentamente.

Hoy es uno de esos días en que Inés Infante siente la desubicación en sus arterias, se tropieza con los versos amasijo en la boca de su estómago, agotamiento de su propio personaje y nubes entre sus sienes que Infantes buscan cariño en los sentidos básicos del querer, retoza avergonzada en su pereza y los golpes de un martillo en la pared de la tierra la despiertan cansada y cansada piensa en silencio la vida o la poesía.

8.29.2008

Inés Infante 72



Convergen los planos en el punto de partida de Inés bebiendo el río que emerge de la boca, la piedra Infante que tropieza punto a punto al escote del olvido y agua que camina, converge la eternidad en las teclas y se desanima en negro color que grita en nombre de una dalia, las curvas de asfalto que forman a Inés Infante en el entrecejo de un mal día y ser, la pupila de la luna acariciando el fracaso del que nace y vuelve a nacer convergiendo y reza y renuncia a las palabras que en forma de susurros la terminan.

Inés Infante 71




Observa Inés Infante caer las gotas de sangre que recomponen su sangre propia, hipnotizada controla el proceso y descubre un mapa en la parte superior del gotero, un mapa formado por la proximidad de las paredes acariciándose, un silencio poblado de sueño sobre el que su linaje descansa. Inés abanica los sueños con soplidos lentos a lo largo de los impolutos pies y siente Infante toda su vida a través de una sábana, de una sonrisa mientras hecha una bola se llena de amor inventándose en rezos rayos de sol que iluminen su propia sangre.

8.26.2008

Inés Infante 70



Un latido desenreda las ideas en la piel de Inés Infante a través del verde arco del delirio en que se encuentra, savia en los zapatos de cuña huella que persigue la propia sangre del asfalto al que regresa, resina en los ojos que se abren en las puntas de los pero que acarician la piel de las ideas, escucha Inés el sonido del agua entre los dedos y bajo los zapatos las puntadas crujiendo, sobre la tierra madre de ojos negros siempre en la desembocadura de un grito buscándose, late la vida en su pespunte y se desenredan las ideas a través del verde Infante de su piel, suave, de Inés late la vida…

7.24.2008

Inés Infante 69



Intenta Inés Infante ubicarse en este mundo extraño lleno de golpes y su cuerpo va de un lado a otro dolorido, intenta buscarle sentido y darle la vuelta, contar el cuento del revés y volverlo a mirar...y ver.

Sin duda existe esa pequeña brújula plateada metida en una caja de cartón, existen los mensajes del revés y los golpes de la vida y no hay certeza o si la hay, no lo sabe Inés, esta perdida en la brújula del camino, la aguja imantada le atraviesa el estomago estrangulado, los buenos días se alargan y convierten y nada, siguen las patadas y el sudor en sus secas manos que intenta disfrazar de bonito poniendo brillo a las uñas, a la sonrisa de lado que parpadea en la luna mientras desaparece, hacerse un hueco en su parte desdibujada es un propósito ambicioso, querría decir alentador pero a Inés Infante le falta el aliento.


Sombra descompuesta

Se descompone en vida y sombra la noche,
le vierten hálitos entreteniéndose
en las entrañas hilo de plata que rodea las sienes de luna,
abrasa el henchido versículo de un cuento
y se descomponen arañazos,
arañan la vida y el hálito
pulsera depresiva en el altar del viento
entretiene los pasos y paso del tiempo
entre los muslos del suspiro.

Abre la huella y huele lazo de plástico
practicando en la piel oleajes,
descomponiéndose en sombra de océano
y claro y beber del camino que arrasa
llegando se pasa de largo y descompone,
el cuento contado al revés
la frase hecha incendio de revolución
acuífera y la noche, se rodea vida
acribillando mamíferos y no hay lugar...

7.10.2008

Inés Infante 68


A Inés Infante le falta oxígeno, en sus magullados huesos maúlla sobre una duna de folios, blanca bajo el calor y el frío de la ausencia, enredada en un ovillo Inés se deshila de la vida, sombra que pasa como los minutos muertos del silencio mayúsculo que la sobrepasa, que la aplasta y plastifica con un rodillo de amasar aire, de vincularla a la nada y al grito silente que entrecierra los ojos de Inés, de la diferencia cuadrática de sus facciones, de sus caderas cúspide de costado uno y dos de la malla alrededor de su cabeza…


6.22.2008

Transparente




Hay una mujer que se sienta
y se levanta
de mi cuerpo,
cristaliza en la mirada del espejo
y se tumba sobre la cama
una mujer que se sienta
y nada mira.
Se desviste en recuerdos
desnuda de palabras,
y se seca mis lágrimas
una mujerque se hace vieja
en la mirada del espejo,
cristaliza sobre la cama
una mujer que se tumba
y se levanta,
la conocen pesadillas
desde nunca,
la saludan adoquines
que no anda
y se arrodilla la mujer,
mira por la ventana
y el marco le sonríe…

Hay una mujer que se sienta
y se levanta
cristalizada,
de mi cuerpo.

Inés Infante 67


Es una excéntrica Inés Infante deprimida, rompe y manosea, bramido de oveja y gominolas para dormir, para sonreír y para dejar de tocarle las pelotas al mundo de mierda donde casi nunca encaja. Inés siente que su aleta torácica es demasiado grande para su estructura ósea, sus palabras inconvenientes para los oídos del prójimo…Inés Infante es torácica e inconveniente, excéntrica adicta y deprimida, nadie conoce a Inés porque Inés es nadie, nada de las manos de Inés porque Inés es nada. El viento se la lleva en el preciso momento de su boca, de su enrevesado argumento, de su vacío. Inés es boca y vacío y carece de manos, manca y bien servida en la entreteja de sus miedos, es abrasadoramente imprecisa, arquitectónicamente extraña, se retuerce en elixires de encierro dándolo a cara para salvar la cruz y poder despertarse mañana, tal vez un poco menos excéntrica, un poco más alegre...

6.14.2008

Inés Infante 66

Un Bull Dog Inglés lanza por el aire a Inés Infante, aterriza su culo sobre el respaldo de hierro de una silla de jardín, no puede sentarse Inés...entre lágrimas acaricia al perro y sonríe.

6.10.2008

Aniversario de Inés Infante


Hoy, aniversario y pena, Inés es Soledades, botellas de agua vacías, enredo de huesos Infante, metamorfosis de un cuerpo que se deshace copo de nieve tristeza es… Catálogo de dudas y miedo, espiral de vanidades, expiración ociosa de química para su cerebro disfuncional, estructura del pensamiento obtuso, lamento del aire Inés y una sonrisa, que a veces ilumina la noche el cuarto de luna que la mece cuando despierta de su pesadilla. La mano que acaricia el viento que viaja desde la montaña hasta el mar, Inés Infante es una palabra inconclusa buscando el diccionario, la grieta en el cariño de su sangre, la piedra que mata enfermedades del alma y vuelve… el coraje de una leona, una lágrima y otra, hoy, es un año Inés Infante, empapándose de letras, poesía y necesidad…

6.09.2008

Inés Infante 64


Cambia el mundo de Inés Infante, calles vacías y hueco de aparcamiento, cambia la vida y escasea el aliento en el oído Infante llueve, de continuo y el arco iris acaricia el dolor, de los ojos ausencia de Inés, de anuncio macabro en el rellano, de pose, susurro continuo y grito inconsciente, soleado día entre nubes, se abre el cielo y el miedo de Inés Infante a la tierra húmeda, efímero tiempo agotando cada minuto, encontrándose la noche en el día y el día inundándola…tiempo inquisidor esperando el milagro de la vida.

6.05.2008

Inés Infante 63


No hay retroceso en los sueños del camino que nos engulle, los girasoles se tiznan conversión ocular de acuarela, pétalos y oreja pueblan el otoño engullendo combustiones.
Maceramos el brío funcionalidad y seguimos caminando amarillo. Pueblo vientre centrifugado y vientre nido de esta especie,circunvalación de la inercia, manos que acarician el impulso y pulso piernas de la vida, signos de barro y tallo delgado en la huída del silencio.

5.31.2008

Inés Infante 62

Se siente muy sola Inés entre la gente, en medio del huracán, el viento arrastra a Inés Infante mientras aisla su alma silencio.

Se precipita Inés hacia el abismo o el abismo se precipita sobre ella, conoce un verbo Infante, sopla globos para defender su alma y los ata fuerte a las muñecas, sopla y ata, soga y globo, inspira ruidos...llora silencio.

5.23.2008

Huída




Huida

Loba enfurecida entre el follaje,
tiembla,
tierra bajo las patascuatro de mamífera,
corre loba vorazmente,
el pecho es un nido,
de heridas henchido corre loba,
se abre una grieta trueno de padre
y corre,
no parar,
respirar no,
lamerse las patas,
no puedeorejas erguidas,
inclinadas, hacia dentro y corre,
resbala en la grieta
una pata y tres,
se agarran a tierra
profundo y aúlla muñecas en el bosque que le ahorca la loba cruda aúlla muñecas…

5.22.2008

Inés Infante 61



Inés Infante odia las brujas. Retuerce sobrero punta de maldad hasta que un líquido, negro, salpica los zapatos de Inés, Infante estira un pañuelo de tela puño transparente, se acuclilla, limpia las gotas de veneno mediante una fricción intensa, y sigue caminando…
Inés Infante odia a las brujas y sigue caminando.

4.20.2008

Inés Infante 60


Cuando Inés Infante tenía 8 años se encerraba en el armario, en la oscuridad respiraba hondo para llenar los pulmones, vaciar la tristeza vacío Infante que le acompaña desde su nacimiento, el miedo al mundo, bicho que la carcome en su visión Inés ensombrecida. Se escondía en el armario, en la oscuridad, desaparecer y cada deseo ha sido el mismo deseo desde que Inés tenía 8 años.

Inés Infante 59

Una nube se incrusta en la cabeza de Inés Infante y expande la tristeza ninguna solución, inmediatamente se difunde en imposibilidad turbación y miedo, en callejón por el que doblar en la locura de este mundo loco, nube difusa gris sobre gris
se expande inmóvil en la grieta de Inés, desencadena frustración y una piedra en todas las sienes que aprietan todas, falta el aire oxígeno invisible que ansía cuando le atraviesa densa la piedra piedad de agua pide Infante aire, estruendoso silencio que anuncia que viene y estampa rompe quiebra la piedra grita la casa, una madre desbocada pidiendo auxilio en su tono de voz, alimento del viento lágrima infinita de una flor en su desquicio, desesperación aire viciado que no llena los pulmones grito incipiente, poniente en un hogar roto monta Inés Infante en el coche y se aleja con la nube en la cabeza.

4.19.2008

Inés Infante 58

Dobla Inés por el callejón del abismo y dobla el cuerpo su cuerpo que extraña, pierde la perspectiva en la esquina, el kilometraje pierde la calma y se aglomeran en un amasijo los músculos la vida, el mundo mierda escaso de aire aliento que le grita dormido, perdido, y pierde Inés la nitidez entrecierra Infante los ojos en una anciana escapa, de los peces mente estrella de mar agua que le falta ola contra roca, estirpe linaje de lino y brinda una flor a la espada punta de la palabra, mal jugarse la sonrisa de la sangre podredumbre respirar, una pedrada al salir a la calle y otra, padre piedra en el estómago de Inés Infante y el día continua en su herida, en la calada de tráfico, en el hambre, en el cauce del agua...

Una pedrada en el estómago de Inés.

4.15.2008

Recital de Alter Ego I

Inés Infante 57

Una lágrima recorre la espalda de Inés, negro y vacío, desaparecer Infante quiere, invisible, quebrada en voces y paso deleble pasea por ninguna parte…una lágrima negra.

4.03.2008

Inés Infante 56

Se exhibe Inés en la prisión de su esqueleto, vive en un espacio del que no puede salir y no puede entrar donde moldea su libertad y afila las alas, llora a menudo de opresión y de pena y de quebranto de dignidad, enano de jardín perdiendo color erosionado por el viento que origina su llanto, vive en la penumbra sin derecho a soñar ni a pasear por sueños conjuntos, en el suspense y en la espera en el desconocimiento algunas veces. Vive en una respiración que no es la suya.

La duda destiñe la ilusión del cuerpo de Inés Infante, lo parte en el meridiano del miedo: teme oler una flor, aproximar sus fríos pies, la sombra esquina que le asusta, teme extralimitar su sonrisa a la fantasía, no saber dormir. Le asusta la distancia, sobretodo cuando la miras y reconoce la vergüenza de si misma, nada es, mirando una mariposa blanca.

Abre los ojos Inés para sentir, perspectiva, aleteo regazo, sueña con soñar, se le hunde el pecho sobre un cuerpo y su vida se relaja, da gritos de ciego, de limadura a imán, da palos de todo y espera, diaria premisa en la cuerda floja y sopla viento del éste, no saber dormir o no poder soñar, esperar esperar y esperar sin saber esperar, corrosión...Inés Infante.

3.24.2008

Inés Infante 55


Inés Infante abre un ojo de chimenea, brasas en vientre de ballena y lunares marrón arena de playa, soledad punzante al otro lado del oído, olor a sal y vino saliva de una hormiga, pseudo paseo paz y sonidos de viento.

Se acomoda Inés en un cuerpo incómodo, retuerce un pañuelo en cloroformo y ceniza, acto terrorista del cuerpo que se le antoja, hipo de los hombros que se redondean debajo de una coctelera de migas de pan, donde se agitan, las palabras heridas.

Inés Infante está dentro de una bola de cristal, bailan copos en la oscuridad en movimiento rectilíneo, plumas del edredón descosido se alborotan en la noche, tejado rojizo, no es Inés, no es…juega entre los espacios vacíos, se sube a una pluma de nieve para volar, mientras, se aplana el universo redondo, la bola plana donde alucina, las 364 razones metidas en una botella de agua azul…la nieve cosida a su ombligo, sus sueños…

3.02.2008

Inés Infante 54

Abre blanca Inés la puerta y camina deprisa, una hoja le señala la mariposa, para, sonríe, y sigue caminando deprisa, Inés abre azul la puerta y aprieta el pedal, baila sobre un bajo y una voz grave, toca la batería, entra de nuevo la voz y el contoneo de Inés, se arrebata en el tronco de un árbol milenario y sus pulmones abrazan la cadera de Eva, acarician sus manos la manzana… Cierra deprisa y blanca la puerta, camina hacia el lugar equivocado, se deja acompañar, sin destino Inés Infante veloz camina, escucha el crujir de sus recuerdos, bajo una bota una gota, gota sobre la otra bota. El entrecielo se abre de incertidumbre, se redescubre Inés bajo la luz, tambalea transversalmente un silencio, varias puertas, el sonido en la sangre del bajo, los martes, el árbol morado de sus muñecas, su hambre y su desgana, la cuna del cansancio que la mece, los ojos redondos donde respira, la falta de aliento, los similares días, soledad Inés y calles gente de la urbe, se tambalea la vida, el ciclo… cierra Inés azul la puerta.

2.18.2008

Glosario de luna con pecas


I

Inés teme un instante tanto como su ausencia, no puede querer a los ojos con ese miedo…sólo cobijarse bajo una aleta y construir una mujer que se desnude mariposa.

II

Sangre en el oasis del clinex, diversos colores diluyen las dudas de Inés Infante a mordiscos de serpiente en el trazo de un boli azul de tinta fina… tiene Inés un oasis en la sangre.

III

Deformados párpados y arrugas en la cola del ancla Infante, café, dedos de cansancio entumecidos, coche, marca inferior del frasco del fin de ciclo. Luz.

IV

Se mecen los vientos de montaña entre las patas de un pingüino, raíz del nuevo sol que susurra a Inés, aire que sopla la ansiedad y los días…aliento.

V
Inés Infante vive en una canica púrpura esperando un giro, el filo de una duna que delimita el tacto del iris, un amanecer ahogado en gris y hacerse sitio.

Bajo un ala de sombrero vive Inés Infante

VI

Gotas, un pingüino aletea y el aire sabe a nuevo y la raíz huele a agua, gotea el cable de la luz por la cola de un pajarito, mientras, el metro de Valencia lee, Inés Infante gotea.

VII

Inés Infante es un anciano en potencia, el día a día le retuerce el pescuezo y una gorra prolongación de brazo sucio le agarra las costillas, la osadía de vivir en pena.

1.21.2008

Inés Infante 52



Tiene insomnio Inés, tristeza y palabras en una noche de brújula y miedo, no sabe soñar en el agua, bucea manías en la llama del silencio y quería...amor para unos huesos viejos en su vertical, entornada Inés Infante en el dolor vertebral de su angustia, grito que arde punzante en las cuencas de sus ojos

quería Inés una pomada para el vacío, ¿estoy en la vida adecuada?

silencio

una pomada, ungüento tapadera tapa de agujero y lágrimas de Infante, quería una vida en un alma adecuada y vida, descanso quería para un alma en sombra

silencio grito y miedo desubicada Inés quería soñar bonito

busca la planta del sosiego, un terrón de palabras en grano luciérnagas plaga de ala transparente, puerto de luces, descenso rojizo

silencio

quería una pomada de roces, un abrazo transparente que diera calor a sus miedos pesadilla y trance, conciliar un verso esta noche triste…quería

silencio

1.17.2008

Inés Infante 51



Para una muñeca en reconstrucción, infinitamente bella


Hay un grito de esperanza para una princesa perdida enredada al pelo de Inés,
amor desde el comienzo de la palabra…

Sube Inés Infante a luna media y se le atraganta el aire en las pestañas,
siente el dolor de un camino vértebras aplastadas y dejarse llevar,
la magia de tres costras,
el arte flamenco de sus ojos de betty boop con piernas desnudas,
escucha Inés su voz acariciándole sensualmente desde el hombro hasta el oído derecho,
la mira bailar,
buscar el éxtasis en cada franja horaria,
saborea Inés sus besos sabor puerto y mandarina,
su don de poder elegir
y su cruz de hacerlo…

Se sumerge Inés en la bola de cristal,
anuncia buenos presagios
y sopla esperanza amiga

Buena Suerte

Fuerza

Nos buscamos

12.30.2007

Inés Infante 50



Busca Inés Infante ranuras de masa gris y se deslizan las ganas con el líquido raquídeo descendiendo hasta su ombligo, núcleo esencia de la herida y carne cicatriz, úlcera de pecho hermetizándola en la madera hambrienta de carbón, voracidad del agua empapando el papel en la cueva donde habitan los poetas.

Inés Busca castora la miga que deshace su pulso y cerrándose la puerta de la jaula chirría golpeando el aire, se perturba Infante en la anarquía de las agujas y el tiempo es un laberinto donde siempre pierde, sometida al caos volando en una corriente intuitiva desorientación de alas adyacentes a la inconsciencia.

Busca razones en el frío que imperturbable mira y resguarda en su pavimento la tristeza
de los adoquines ojos de espejo en Inés Infante, la rudeza encallada a la vida despertando el verso libre de la cuna, llanto recién nacido en su derroche, en la estrechez que lo atañe y la necesidad de ser lamido incesantemente en su infinita fertilidad.

En la hondura busca en el instinto de loba meciéndole el mediodía con la luna a cuestas y un susurro entre bambalinas, anda Inés de puntillas silente aproximación de una palabra a otra y una curva curiosa de la muerte, desnuda, abriéndose indiferente a los astros para robarles luz conceder fuego y verterse afluente en su regazo.

12.29.2007

Inés Infante 49



Inés Infante es una sin techo, disfruta una eterna y profunda desubicación alarido de un cielo helado, peso en verso de un cuello atragantado en el recorrido de su columna vertebral, pecho del lecho malherido de Inés, obstrucción en base a una maltrecha cantata, anodina, afincada a la unas alas sin vuelo y sin, siente Infante el destierro de un amor malsano, comensal sin cubiertos de sopa fría, reflejo de la lluvia amontonada en el plato del padre que no sabe ser, de la desviación de una falda.

Inés Infante 48



Vive un escritor en la calle más uno de Inés Infante, sueña música en la rocalla de sus paredes y mete Inés su nariz por el rombo de las letras, un escritor vive, en una calle más uno lentamente indaga Infante una vida sin buzón, a través de su puntiaguda nariz enredadera en la rocalla roca del ya, en las árabes notas que entretejen la presencia del, en un paso más dos, uno menos tres, Inés, alargamiento de esfinge y letras de rombo sin destino.
Escucha Inés Infante el nombre del escritor en los labios de una mujer, en la mano una carta y en los ojos una ausencia y el paso Infante más lento y uno más, la voz de enfrente verifica el domicilio, retroceso, y sigue sin haber buzón…vive un escritor a tras de paredes rocalla.
Atenúa el sonido de la casa un motor suave, paso menos dos, se para Inés Infante, paso más uno, apoya rocalla y gira la punta de su nariz, puerta sí y puerta, morro deportivo y pelo cano, en las notas y la danza del vientre y en la simetría un escritor vive, conducen sus manos la más bella amante española en el último tono del arco iris, acaricia el movimiento en una calle más uno una nariz puntiaguda y una casa sin buzón.

12.13.2007

Inés Infante 47


Inés Infante tiene un no entre el pero y el sí, lo mima entre silencios de algodón sin mirarlo a los ojos para que no le lloren, le falta a Inés, no lo encuentra por ningún rincón de la memoria y lo pinta en sueños con palabras, pinta Infante el sí azul, levanta la cabeza y tiembla de acantilado.

Hay un pero entre las dos primeras costillas de Inés, lo mira borroso erguirse de buena mañana y ni lo saluda, le da un empujón y cae sobre la alfombra de ropa sobre los azulejos de suelo porcelánico y ajeno, se hace daño en las muñecas, en el presente, le duele el suelo que pisa y tiembla de acantilado, abre la puerta y un vendaval le arranca la ilusión del cuerpo.

Y un no, embrión del seísmo que la sacude toda la noche como a una niña con fiebre, una perra parturienta y como a una gilipollas, Inés Infante abre la ventana y un cartel publicitario con un gigante no, no ves no miras no coges perspectiva no lees lo que escribes lo suficientemente alto…un no de pupilas congelándole las manos y tiembla de acantilado, abre la puerta y un vendaval le arranca la ilusión del cuerpo, presiona su pecho adelgazándole la traquea y la pena se vuelve palabras y las palabras...

A Inés Infante le falta un sí entre el pero y el no.

12.10.2007

Inés Infante 46



Inés Infante se petrifica en una gota de resina, cristalizado en ámbar su pecho a pinceladas, se agita alma gitana el duende gimiendo en los oídos de Inés, Infante en sus raíces aire, te de in que la atormenta, grieta en do de sueño. Se petrifica en una gota de resina Inés Infante, ámbar del cristal de su pecho, láminas de néctar quimérico marcando el ritmo a tras de muñecas y vértebras y ver que tras Inés corre una sombra con sombrero.

12.02.2007

Inés Infante 45


In es Infante en sus dos íes, se siente bola gusano siente se, In es agua a gua gua, chop, chop, va desapareciendo en su silencio humo desaparecido de va, gua gua es In, vierte su Infante de ver sin te, chop, chop, en sus dos íes infante In es.

11.16.2007

Inés Infante 44



Una espiral transita a Inés Infante tumbada en un sofá verde, se va creando alrededor de su cuerpo una sensación envolvente que la extrapola a estadios intergalácticos, Inés, habitante del plano circundante que la traslada, levita su ancla ingrávida, aérea en un columpio flotante; Mientras, un líquido transparente de estímulos armónicos le canta al oído, Inés Infante es feliz.